Lola, entre el mito y la leyenda!


 

En el mundo de la música, existen millones de canciones inspiradas en historias de la vida real, algunas adornadas con algo de ficción, otras relatadas tal cual como sucedieron, en unas se ocultan los datos que permiten identificar a los personajes que dan vida a la narración, mientras que en otras no solo se da el nombre y apellido, sino que además se indica el lugar donde sucedieron los hechos.   


La música siempre ha tenido la capacidad de servir de crónica cantada y por supuesto, entre más sórdida la historia, más atractiva se hace al público la canción. Ese es el caso de Pobre Lola, que relata uno de los feminicidios más famosos de la cultura afroantillana. 


Mucho se ha investigado a través de los años con el afán de descubrir quién era en realidad Lola y quien fue el hombre que la llevó a la muerte. A pesar de los esfuerzos, no existe a la fecha un consenso entre musicólogos e historiadores que lleven a determinar a ciencia cierta si la historia era verdadera y luego establecer la identidad de los personajes. 


Se sabe que en Cuba, la expresión "la hora en que mataron a Lola" es popular, ello gracias a que en una ocasión el entonces presidente de Cuba, Ramón Grau San Martín cuando terminaba un discurso por allá en el año 1948, cerró con la siguiente frase “coño las tres de la tarde, la hora en que mataron a Lola!” 


Hay acuerdo entre los investigadores en que el nombre de Lola era Dolores Oropesa, en que era prostituta y que fue asesinada por un amante y/o posible cliente habitual que estaba enloquecido por los celos, también coinciden en que la vida le fue arrebatada de un disparo en el pecho y que ese hecho sucedió a las tres de la tarde. 


Existe discordia sobre el lugar donde ocurrieron los hechos, aunque algunos señalan el hecho tuvo ocurrencia en La Habana, otros indican que no es plausible, pues el hecho de no haber noticias en la prensa, indica que si el feminicidio ocurrió, sería en alguna provincia pequeña en donde no había tabloides. 


El otro punto de inflexión aparece cuando se trata de identificar al autor del crimen y la forma como se cometió, unos indican que era un médico de profesión, la contraparte señala que era miembro de la Policía, y agregan, que esta es la razón para que el homicidio no fuera publicado en la prensa.


De todas las columnas y opiniones, llama la atención una publicada en 2017 en el diario El Nuevo Herald que entre otras cosas dice lo siguiente: 


"Es de creer que Rafael Hernández conoció, al menos de vista, a la inspiradora de su conocida melodía pendular, cuando, de instrumento sexual en la casa de Tamara, se había convertido en una poco creíble echadora de barajas e invocadora de espíritus en el solar “el Bochinche”, luego de caer en brazos de Paco Quiñones, un sargento de la policía habanera, de actividades puramente oficinescas. Él se había prendado de ella, y ella de él, al menos aparentemente. 


Rafael, que se adentraba con éxito en el ambiente musical de la ciudad, tiene que haber coincidido con la pareja en la acera de Campanario, o en el cafecito, aunque seguramente para nada presintiendo la tragedia que iba a ocurrir un día raramente caluroso del próximo febrero. 


Paco era un tipo raro. Se daba sus ronazos, sin llegar nunca a la curda violenta, y solía andar en camiseta dentro del solar como los guapos de barrio, pero jamás se le oía levantar la voz. El cuartucho donde vivía la pareja estaba repleto de velas, imágenes de santos y fetiches multicolores. Entre los vahos acres producidos por el pabilo y el incienso, ella atendía a una pequeña clientela, ansiosa siempre de comunicarse por medio de las barajas con familiares fallecidos, o con acontecimientos futuros. En realidad no se puede hallar en la crónica roja de la época que un policía de apellido Quiñones baleara en el pecho a una tal Lola, de apellido Oropesa. Pero sí existió el crimen. Si no se menciona más en la prensa, será porque nadie supo nunca el por qué de la agresión. No obstante, un asunto tan carente de sustancia y de detalles, quedó sorprendentemente ahí, entero, en boca de todos, con más inmortalidad de la que nadie hubiese podido imagina"


Cierto o no, el relato ofrece ciertas dudas, por demás que deja muchos cabos sueltos, sin embargo el rigor histórico del texto debe valorarse no como una fuente de verdad, sino como un adorno para acompañar la exótica canción, de manera que el oyente pueda en su cabeza organizar las piezas de un rompecabezas imaginario, armar un dosier judicial y sentenciar conforme a los hechos que su imaginación le pongan para completar la narración.


Lo que si es cierto y no admite discusión, es que el disco fue grabado el 17 de abril de 1933, en el estudio 1 de la RCA Victor de Nueva York,  por el Grupo Victoria, que en su momento se componía de dos trompetas, dos guitarras, bajo, percusión menor y voces. 

 


Fuentes citadas:

Portal web Ciber Cuba

Columna en portal web Cuba Debate 

Portal DAHR

Publicación El Nuevo Herald


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