Cuando el merecumbé colombiano sedujo a la isla de cuba


Texto e investigación, por Rafael Cafiel Rodríguez 

A comienzos de los años 50, los músicos cubanos tuvieron un marcado interés por generar nuevas sonoridades que destronaran o al menos le hiciera competencia al nuevo ritmo del Chachachá que se había tomado los salones de bailes y cabarets de la isla. Llegaron entonces fusiones interesantes como el dengue, el tiqui tiqui, el taco taco del pianista Amaranto Fernández, el yompi que impulsó la Orquesta América, el mozanchá que popularizó la Orquesta Aragón, el ritmo batanga del reconocido director de orquesta Bebo Valdés, el ritmo pilón, el mozambique, el simalé, el fajimambo y otros más que fueron del agrado del público bailador.

Todos estos ritmos tienen en común, que fueron creados por músicos cubanos con destino al público bailador de la isla, sin embargo, en 1957 la discográfica Panart registró la grabación de un ritmo nuevo llamado merecumbé. La hazaña estuvo a cargo de José Antonio Fajardo “el flauta de Cuba” quien llevó al fonograma el tema El Monito cuya autoría se anotó en favor de Francisco Galán.  


Lo anterior no tendría nada de espectacular, de no ser porque Francisco de Asís Galán Blanco nació en el municipio de Soledad, ubicado geográficamente en la costa atlántica colombiana, responsable de llevar al merecumbé como una pieza importante del patrimonio sonoro de Colombia.

Dentro de ese contexto de rivalidad musical, en el que todos querían sobresalir y obtener el mérito por la creación de algo nuevo que llegará a ser igual o mejor que el Chachachá, el ritmo foráneo del merecumbé logró colarse y a partir de las grabaciones de Fajardo y sus Estrellas logró sembrar la semilla que daría frutos de manera inesperada. El merecumbé no fue el primer género musical colombiano en llegar hasta esas latitudes, pues el porro se había instalado en el oído de los cubanos desde 1954, cuando Nelson Pinedo grabó varios números con el acompañamiento de la Sonora Matancera y luego con su orquesta bajo el respaldo del sello discográfico Puchito de Jesús Goris.

No obstante, ese porro fue interpretado a manera de guaracha en lo que constituyó una amalgama de síncopas y melodías que en general no eran ni lo uno ni lo otro, pues del porro, solo se mantuvo las letras de las canciones y algunos acordes, mientras que el Merecumbé tuvo un desarrollo completamente diferente.

Pacho Galán fue el creador del ritmo merecumbé, su primer canción en este género musical  fue Cosita Linda, tema inspirado en la hija del también músico Ramón Ropain y que fue grabado con una mixtura de miembros de la Orquesta de Lucho Bermúdez y del mismo Ramón Ropain en 1955 para el sello Sonolux. 

Pese a que la primera grabación en ritmo de merecumbé se efectuó en 1955, el maestro Pacho Galán siempre manifestó, que ya venía gestando la idea de un ritmo nuevo desde años atrás, sin embargo, al no contar con una orquesta propia, se le dificultaba compartir sus ideas, ensayar y preparar un repertorio para presentar el nuevo ritmo al público. No fue sino después de haber lanzado al mercado su primer merecumbé, que se decidió a llamar a su hijo, el trompetista Armando Galán, para que organizara una orquesta a partir de los músicos de la agrupación de Lucho Rodríguez. Fue así, que un año después de Cosita Linda, con la incorporación de los percusionistas Pompilio y Efraín Rodríguez Moreno a la orquesta de Pacho, se gestan los detalles finales que dieron vida a la célula rítmica del merecumbé, el cual se destaca por traer golpes del merengue vallenato y de la cumbia colombiana.

Esa nueva cara percutiva, terminó por definir al merecumbé y llevó a Pacho Galán a grabar nuevamente Cosita Linda, esta vez para el sello Tropical, que luego de ese nuevo ropaje encontró la aceptación del público. Como una consecuencia apenas lógica, llovieron los contratos para la orquesta de Pacho, que ese mismo año y gracias a la fuerza arrolladora del merecumbé, firmó contrato de exclusividad con el Hotel del Prado en la ciudad de Barranquilla, año en que la Orquesta Antillana de Pepe Reyes bajo la dirección de Alfonsín Quintana visitaban la ciudad para presentarse en la celebración del 30 aniversario del Country Club.         

No obstante, el hilo invisible que une a Pepe Reyes con Pacho Galán, data del año 1951 cuando grabaron juntos para el sello Fuentes el tema En El Duro en esa oportunidad con el acompañamiento de la Sonora Curro, luego, el cubano grabó Ramita de Tamarindo y Patuleco, ambos icónicos de la cultura musical y vernácula del caribe colombiano.

Lo relevante de toda esta historia comienza en 1957, cuando Pacho Galán graba para el sello Pachito, de su propiedad, el merecumbé titulado el Monito, que fue sensación inmediata en Colombia y Venezuela. Ese número fue replicado en Cuba casi de inmediato por Fajardo y sus Estrellas y publicado en el larga duración Fajardo en el Montmartre de la discográfica Panart con la voz de Rudy Calzado. 

También en 1957, la Sonora Matancera graba para el sello Seeco el merecumbé Ay Cosita Linda, así como el número Ay Que Rico Amor, otro merecumbé de composición de Pacho Galán, pero es necesario acotar, que estos dos temas replicaron la letra y melodía, sin que necesariamente se llevara la métrica que en la percusión se había creado para este ritmo musical.     

Sin pasar del año 1957, llega al fonograma la tercera obra de Pacho Galán, esta vez emulando el sonido del ritmo colombiano, el tema fue El Merecumbé, grabado por la Orquesta de los Hermanos Castro para el sello Corona. 


“La primera característica notable del merecumbé -señala Pacho- es que sus letras, cuando las tiene, son cortas. Apenas pretextos lingüísticos para el desarrollo de la melodía repetitiva en la sección de saxos, la batería cortando con repiques y sellando elementos estructurales  con un campaneo solitario para que posteriormente ataque la línea de trompetas, con el remate del mambo”.

Es necesario aclarar, que el merecumbé se interpreta en su golpe rítmico de 4/4, que en general es el mismo tiempo que lleva el 6/8, variando la figura a utilizar, pero con idéntica escala de medida en el pentagrama.

Por su parte, se tiene que en el merecumbé, el piano y el bajo se ejecutan en el mismo tono, los trombones en una clave mayor a la de estos, los saxofones altos se tocan en una tercera inferior al piano, mientras los tenores acompañan en un tono más alto en relación al piano. Las trompetas por su parte, se mueven libremente según la forma armónica que mejor se acople a los acentos del tema musical.   

Definidas así las características propias del merecumbé, volvemos sobre los que fueron grabados en Cuba. Encontramos entonces en 1958 los temas Ay Que Rico Amor y Ay Cosita Linda, ambos de la pluma de Pacho Galán e interpretados por Fajardo y sus Estrellas, también en ese año, aparece registrado para la Panart, el larga duración Ritmo y Metales LP-2034, de la Orquesta Banda Kubavana, en el que por primera vez se registraron dos merecumbés de un compositor cubano, proeza que se encuentra en cabeza de Rudy Calzado, quien ya se había aproximado al ritmo, cuando lo interpretó con José Antonio Fajardo, los temas de su pluma fueron No Me Niegues Tu Cariño y Lola y el Merecumbé.


También en 1958, se efectuó la grabación del tema El Chipi Chipi, que aparecería para la discográfica Maype en la voz de Raúl Ferrero, en este caso, la composición recae en Gabriel Rodríguez, de quien no se ha podido confirmar su nacionalidad.  

Finalizando ese año, se registraron también como merecumbés, para discos Duarte los temas Me Gustan Todas de Roberto Puentes y Morena Linda de Gonzalo Curiel, ambos interpretados por Rolo Martínez con la orquesta de Ernesto Duarte, sin que pudieran catalogarse como tal, pues no guardan la estructura rítmica o melódica señalada en líneas anteriores.

 

Inmediatamente después, en 1959 se estrena el numero El Merecumbé de las Palmadas interpretada por Carlos Díaz con el Conjunto de Yoyo Casteleiro para el sello Panart, tema compuesto por Pacho Galán.

Por su parte la RCA Victor a través de la subsidiaria Discuba entregó al pueblo cubano el larga duración Joyas Bailables con el Conjunto de Luis Santi, que incluye el tema El Pájaro Carpintero, composición original del maestro Pacho Galán. 

En el curso de 1959, llega a Cuba una fuerte influencia del merecumbé a través de los músicos Bebo Valdés y Luis María Frómeta Pereira, mejor conocido por su nombre artístico, Billo Frómeta; que saldría de Venezuela por el veto artístico impuesto por el sindicato de músicos de aquella nación. Billo, ahora en suelo cubano, organiza una orquesta para grabaciones que fue liderada por el consagrado pianista, director de orquestas y arreglista Bebo Váldes.

Con el préstamo de su orquesta y de uno de sus mejores cantantes, Pio Leyva, Billo recreó varios números musicales de Pacho Galán, con el propósito de continuar su serie de grabaciones discográficas para el sello Venevox, creando así un vínculo indisoluble entre Bebo, Billo y el merecumbé. Pero como no solo de grabaciones vive el músico, Billo en asocio con Bebo, presentaron la música del dominicano en los clubes y cabarets de la isla cubana, repertorio que en su mayoría se componía de merecumbés y temas de compositores colombianos.

Fue tal la influencia de Billo, que el merecumbé que había sido llevado por José Antonio Fajardo en 1957 tuvo un nuevo resurgir en Cuba, en donde artistas y compositores de la isla, de forma notable rubricaron a su manera el ritmo colombiano.

Encontramos entonces para 1960, en el sello Maype el tema El Taracumbé composición del cubano Marcos Palazan e interpretado por Chappottin y sus Estrellas, aunque aparece registrado como guaracha en realidad tiene la estructura musical del merecumbé. Por su parte, Pio Leyva registraba para la Billos Caracas Boys, orquesta que para esa época en realidad era un colectivo de músicos cubanos, los temas Viento Verde y Orillas del Chicagua, que fueren prensados por el sello Venevox (Oyendo a Billo BL-27).

La influencia de Billo en el sello discográfico venezolano, permite devolverle el favor a Bebo Valdés, que graba el disco Este es Bebo (Venevox BL-26), que en numeración de catálogo, es incluso anterior al de Billo, en el larga duración se incluyeron los merecumbés Guaracha en España de Anibal Velasquez, Ño Eddy de Pedro Torres, Suenan Los Tambores de Rufo Garrido y Chiquichá al Amanecer de Pedro Torres.       

En ese mismo año, discos Panart presenta nuevamente a compositores y arreglistas cubanos mostrando su versatilidad, cuando la Orquesta de los Hermanos Castro graba los números Cayetano Baila de Parmenio Salazar y El Merecumbé de Tony Tejera, en esta oportunidad el vocalista fue de nuevo Carlos Díaz.   

 

Caridad Cuervo registró para el sello Maype el tema La Vaca Vieja, que consignado como  merecumbé desconcertó a muchos, pues en realidad es un porro con estilo de guaracha, tal como los números que grabó Carlos Argentino y Nelson Pinedo con la Sonora Matancera, en los que se identificó el ritmo de manera errada. 

Cuando ya el merecumbé se había apagado en su totalidad en la isla, aparece en 1965 una grabación de la Sonora Habanera con Florencio Hernández para el sello Serenata, en el que se incluyó el tema Oye Mi Son, una suerte de homenaje al ritmo colombiano con el que intentó rescatarlo sin éxito.   


Después de este recuento histórico del merecumbé, que se paseó por La Habana y Cuba entera sin atisbo alguno de censura, debemos concluir, que es quizás el ritmo foráneo de mayor aceptación para finales de los años cincuenta, momentos en que la efervescencia del público bailador y los reflectores de los salones de baile apuntaban en exclusiva a los géneros musicales cubanos. Y diría yo, que en mayor importancia al porro, pues a pesar de haber visitado la isla en 1952 otro grande, como lo es Lucho Bermúdez, que dirigió por espacio de un mes la orquesta de Bebo Valdés, la cual se acopló de manera magistral a los sonidos del porro y de la cumbia, tal como lo haría una puerta al marco que la sostiene, al partir Bermúdez de Cuba, el porro no se siguió interpretando con los matices armónicos y métricos de nuestro ritmo nacional, como si lo hiciera su hermano menor, el merecumbé.   

Fuentes consultadas:

Adlai Stevenson Samper, Pacho Galán el rey del merecumbé, editorial La Iguana Ciega – 2006  

Colección discográfica del cartagenero Mario Martínez Ballesteros

Apuntes discográficos facilitados por la habanera Daisy Hernández

Sergio Santana Archibold, Fruko Salsa y Tesura, Ediciones Calle Salsa y Letras – 2022

Apuntes biográficos facilitados por el cartagenero Luis Fernando Martínez Marrugo  
  






Comentarios

  1. Excelente investigación. El artículo exquisito. Una línea invita a leer la siguiente. Felicitaciones 👏🏼👏🏼👏🏼

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  2. Estupenda reseña. De fácil entretenedora y cautivando lectura. Lástima que se acabó. Muy bien documentado. Gracias por tan importante aporte.

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    1. gracias por su comentario, me impulsa a continuar en esta labor.

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  3. Rafa, como siempre, es un deleite leer tus artículos. Esta sesuda investigación sobre el merecumbé está genial. Llevada de una manera didáctica y amena. Gracias por este aporte al conocimiento

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    1. Mario, sin tu colaboración no habría sido posible culminar la investigación, el 50% de este artículo te corresponde a ti. Gracias, muchas gracias.

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  4. Rafa y perdona por la familiaridad, este escrito me ha dejado babeando de la envidia buena y he querido hacer algo con el, no importa que de pacho se haya dicho mucho pero aun hay cosas que mucha gente no conoce, y quiero citarte como una fuente bibliográfica y me gustaría por favor me sunistraras tu nombre completo ciudadanía y si es posible tu profesión. Un abrazo enorme como el caribe

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    1. Hola, gracias por tu comentario, escribeme a bohemiaymontuno.com@gmail.com para darte la información que requieres, tengo los audios de todos los temas citados por si requieres profundizar más, no quise publicarlos para no extender mucho el texto.

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  5. Vuelva Rafael a ilustrarnos con sencillez a los que somos meramente aficionados a la música. Que interesante artículo!!
    Para los más conocedores de seguro será más que una ilustración…

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  6. Muy bueno y detallado material. Una cosa aparte del merecumbé me llamó la atención. Es que el disco de los Hnos. Castro tiene un número de catálogo de la Kubaney (MT...) aunque venga en sello Corona. De hecho la copia que tengo es sello Kubaney. Me pregunto cuál era el tipo de vinculación entre ambas discográficas, ¿colaboración casual o matriz/subsidiaria? DF

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    1. No tengo claro cual era la relación comercial entre ambos sellos discográficos, pero si he visto muchos discos Corona, publicarse luego como Kubaney.

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  7. Rafita muy buen detalle musical de Pacho en la isla cubana, interesante artículo👏🏼👏🏼👏🏼

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  8. Hay gran desacierto en este articulo cuando dice que 4/4 es lo mismo que 6/8, empezando que 4/4 es un compás binario y 6/8 es ternario. Lo otro es que puede llamarse merecumbé y decir que es mezcla de merengue vallenato con cumbia pero en la práctica española no es así. Más bien la influencia rítmica está en los aires de tambora como el berroche y hasta del perillero que son de la depresión momposina, en cuantos a los giros melódicos son creatividad del que lo inventó y de los músicos que lo tocaron, tal vez puede tener cierta influencia de la guaracha, hasta del merengue dominicano apambichao y hasta del porro. Atte Ariel Barrera-Haddad

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    1. Estimado Ariel, gracias por tu comentario.

      La información a la que usted hace referencia, fue extraída del libro publicado por Adlai Stevenson Samper "Pacho Galán el rey del merecumbé" de la editorial La Iguana Ciega en el año 2006, documento que fue citado como una de las fuentes de este artículo. En el texto, el autor llega a esas conclusiones luego de entrevistar a los hijos de Pacho Galán y varios de los músicos que hicieron parte de la orquesta, por lo cual tiene asidero su dicho, en cuanto resulta del testimonio de los actores que vivieron el furor de la época del merecumbé en Colombia.

      Ahora bien, en el artículo no se menciona que la ejecución musical de 4/4 sea igual a la de 6/8, lo que se manifestó es que tienen igual unidad de medida en el pentagrama, aún cuando varíe la figura o escritura.

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